Javier Tebas ha convertido bajo el caballo de Troya de la educación al fútbol en una caza de brujas en la que la
seguridad jurídica brilla por su ausencia. Tanto LFP como la RFEF tienen bajo su poder -directa o indirectamente- una serie de organismos que
acusan y sancionan de manera totalmente arbitraria, sin ningún criterio aparentemente ecuánime. Así, observamos que el Comité de Árbitros denuncia a Amadeo Salvo, Carlos González o Nuno Espirito Santo por cuestionar la actuación arbitral y sin embargo no actúa ante el gesto de Cristiano Ronaldo, contra el que por cierto ya se habían "querellado" en una ocasión tras el clásico en marzo de 2014 y que, por tanto y dada su reincidencia, estaría más justificada una posible intervención. O el
caso de Arda Turan, que ante una decisión que no le agradaba
decidió lanzar una bota al linier. No pasó nada.
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