jueves, 22 de enero de 2015

¿Está siendo el Atlético de Madrid instrumentalizado?


Ayer Enrique Cerezo estampó la firma en los documentos que a partir de ahora vincularán al Atlético de Madrid con uno de los hombres más ricos y poderosos de China. Wang Jianlin pasa a poseer el 20% del accionariado del club rojiblanco por 45 millones. Pero no todo es tan idílico como parecer ser y como la prensa -curiosamente carente de ninguna capacidad crítica- nos muestra.

Empecemos por la relación de Wang con el fútbol. En numerosas ocasiones Jianlin ha manifestado su deseo de potenciar el fútbol, pero el de su país. Cuenta con convenios con varios clubes, entre ellos el Valencia y el Villarreal, y con el propio Atlético, para potenciar mediante escuelas de jóvenes promesas chinas el balompié asiático. Hasta aquí no encontramos ninguna novedad.

Pasamos al tema de la ampliación de capital. Conviene recordar que la última ampliación de capital que hizo el club madrileño  (en junio de 2003) ha sido declarada por el Tribunal Supremo nula por haber concurrido en fraude de ley. Los actores son los mismos por lo que tendremos que hacer un acto de fe sobre la legalidad de esta nueva ampliación que tienen entre ceja y ceja los dirigentes del conjunto colchonero.

Hasta aquí no parece haber nada más que un acuerdo de colaboración y promoción por un lado de la marca Atlético de Madrid en China y del fútbol asiático por la otra. Una sinergia que pese a ser interesante no es para nada importante como para que abra informativos, ni siquiera la sección de Deportes. Pero, ¿por qué en este artículo se plantea la posibilidad de que el Atlético esté siendo instrumentalizado?

"Me llamo Wang, no Wanda". Jianlin debe estar cansado de repetir eso puesto que es habitual la confusión de él, persona física, con la sociedad (Dalian Wanda Group) -persona jurídica- que preside y posee. ¿Qué es Wanda?. La corporación Dalian es un conglomerado chino dedicado a actividades relacionadas con el turismo, hoteles, entretenimiento y operaciones inmobiliarias (no, no me he olvidado del fútbol...). 45 millones al lado de 265 millones es una minucia. Lo segundo fue lo que Wanda pagó por comprar al Banco Santander el emblemático Edificio España (sí, en Madrid) que pretende reconvertir en un hotel y apartamentos de lujo. Pero esos 45 millones dejan de ser una minucia y pasan a ser calderilla cuando uno se entera (también por las noticias) de la intención o interés de Wang en construir un macrocomplejo de ocio en Alcorcón (oh casualidad, también en Madrid) por valor de 3.000 millones de euros (45 millones no es ni el 1% de esta cifra).

Por lo tanto y para ir concluyendo, tenemos un hombre rico con una empresa que no tiene nada que ver con el fútbol y con varios negocios proyectados ubicados en la misma ciudad (o Comunidad Autónoma) en la que se encuentra el Atlético de Madrid. Si añadimos que Wanda intentó pero no pudo comprar el Valencia pese a tener una riqueza mayor que Peter Lim y que curiosamente ambos clubes tienen proyectos inmobiliarios (estadios en construcción), a uno le da que pensar que el Atlético es un instrumento y no un fin.


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